El Gobierno de Bolivia podría estar en dificultades para cumplir con sus compromisos de duplicar el suministro de gas natural para 2011, a pesar de las promesas de algunas firmas de energía extranjeras de invertir para incrementar la producción.
Las reciente interrupciones de exportaciones a sus vecinos debido a tareas de mantenimiento en dos grandes yacimientos sugieren que la capacidad de Bolivia ya está sobrexigida, dos años y medio antes de que entre en vigor un acuerdo para casi cuadriplicar las exportaciones a Argentina.
El año pasado, el presidente izquierdista Evo Morales anunció la nacionalización de la industria de los hidrocarburos en el empobrecido país sudamericano, que posee las segundas reservas naturales de gas más grandes de Sudamérica y es el mayor exportador del combustible en la región.
Bolivia vende hasta 7,7 millones de metros cúbicos diarios a Argentina y 30 millones a Brasil.
Además del compromiso con Argentina, se espera que la demanda doméstica se triplique en los próximos años y la compañía india Jindal Steel and Power necesitará 8 millones de metros cúbicos de gas a partir de 2011 para un gran proyecto de mineral de hierro y acero.
Bolivia necesita aumentar la producción desde los actuales 37 millones de pies cúbicos diarios a 76,8 millones para 2011, dijo Carlos Alberto López, un analista de Cambridge Energy Research and Associates.
"Espero estar equivocado (...) pero yo no veo que las inversiones se vayan a dar en los plazos necesarios para que Bolivia pueda cumplir con sus compromisos a partir de 2010", agregó.
Capitales extranjeros incluyendo a la brasileña Petrobras, la española Repsol y la francesa Total están negociando planes de inversión con el Gobierno boliviano que serán presentados en noviembre.
Morales dice que las firmas que no inviertan serán expulsadas.
El aumento en la demanda de su gas natural debería ser una buena noticia para la empobrecida Bolivia, pero algunos analistas de la industria dicen que los términos más duros impuestos como parte de la nacionalización podrían disuadir las inversiones para incrementar la capacidad.
Las firmas petroleras entregan en promedio alrededor del 70 por ciento de las ganancias al Estado, comparado con el 18 por ciento aportado tan recientemente como en 2004.
Las empresas se han convertido en proveedoras de servicios a la estatal de energía YPFB, que ahora supervisa las inversiones, busca compradores y contrata a compañías de construcción de ductos.
Además, podrían tener que negociar con grupos indígenas en áreas naturales ricas en gas, que según la ley boliviana tienen el poder de vetar proyectos en sus territorios.
sábado, 22 de septiembre de 2007
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